Besides meditating on things to come, Arwen enjoys spending her time creating soon-to-be-published fiction, singing beautiful songs, playing her guitar and devising original breakfast recipes.
Fuera de meditar seriamente acerca de aquello que está por venir, a Arwen le gusta pasar el tiempo creando ficción que será publicada próximamente (dedos cruzados), cantando hermosas melodías, tocando su guitarra e inventando novedosas recetas para el desayuno.
A song / Una canción
For those of you who haven't had the chance to hear Arwen sing, or for those who can't get enough of her, here's an old Spanish lute song from her latest recital: Yo soy la locura. Although locura is Spanish for madness, Arwen is not as mad as she claims to be in this song.
Para aquellos que no hayan escuchado a Arwen cantar, o para los que sencillamente quieran escucharla nuevamente, he aquí una antigua canción española tomada de su último recital: Yo soy la locura. Pero no se preocupen, Arwen no está tan loca como pretende en esta canción.
Arwen el nombre
Para algunas personas puede parecer que Arwen apareció de la nada, o que apareció de la noche a la mañana; hay quienes todavía se preguntan de dónde salió ese nombre (esa gente no lee fantasía ni va al cine, lo cual está bien, para algunos), así que vale la pena retroceder un poco en el tiempo y explicar un par de cosas.
Hace ya más de treinta años (sí, ya no somos tan jóvenes como otrora) que una mañana de invierno se convirtió en el feliz comienzo del parto de quien sería la primogénita de la familia Dewey Woods (si hago uso de la manera española de organizar los apellidos). En ese entonces sus padres, Steven y Nancy, eran aun estudiantes universitarios y vivían en el estado de California. Para efectos de esta narración, vamos a olvidar que uno puede planear los nombres de sus hijos antes de que éstos nazcan (lo mismo se aplicó en el caso de mis hermanas, por ejemplo) y vamos a imaginar que esta jóven pareja no tenía en aquella época los medios suficientes para irse de crucero por el Nilo, o de salir a caminar por los Campos Elíseos, o de visitar el Guggenheim los domingos de lluvia, pero lo que sí tenían era la (maravillosa, se las recomiendo) costumbre de leer libros juntos. Llegado este mes de Diciembre del 76 (yo por esos días debía de estar concentrado en una de las tres actividades de los bebés que tienen diez semanas y que no les voy a recordar aquí), Steven y Nancy estaban leyendo el Señor de los Anillos.
"¡Ajá!", estarán pensando algunos. Y la respuesta es que sí, pero también es que no; o por lo menos eso es lo que me ha sido dado a creer. Lo que es menos obvio es que una parte de la famila de Arwen proviene de Gales. Para los que eso no sea un detalle suficientemente concreto me permito precisar que eso queda en las islas Británicas. Por esos lares la gente tiene una curiosa manera de hablar, y esa manera es tan curiosa que en realidad no se parece mucho al inglés, cuando uno le presta atención, sino que más bien es… voy a ahorrarles los detalles lingüísticos y me limito a decir que la gente tiene nombres como los que tiene la gente en las historias de Tolkien. Para los que no me crean que en galés se pueden decir cosas bastante originales, un dato curioso : el nombre más largo de un pueblo en el Reino Unido es en galés : Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrob-wllllantysiliogogogoch (hágame el favor!). "Arwen" es un nombre galés.
Ahora bien, si regresamos a California, podemos encontrar la tarde del día siguiente a la feliz, pero bastante cansada (el parto no fue fácil, pero no entremos en detalles), madre de Arwen tratando de descansar, cuando de repente irrumpe en la habitación un sonriente Steven Dewey, se acerca al lecho de su esposa y le dice que tienen que llamar a su hija Arwen, porque "es una niña mágica!"
"¿Pero entonces, es en California que se va a casar?" No, no y no. Es cierto que acabo de decir que Arwen nació en California, pero eso no quiere decir que se haya quedado ahí el resto de su vida. Unos años después terminó viviendo en Oregón, y allí se sintió mejor que en el estado en el que pasó una buena parte de su infancia.
De Oregón a Francia y de cómo conoció a Alejandro
Arwen went through a very complicated process before being able to get a job that would allow her to come to France. She finally became a teaching assistant and met Alejandro one fine November day in the teachers' room of the school where she was working. As you might guess, it was love at first… no, actually it wasn't. At the time, Arwen was going out with her recently acquired french lover, and she also knew that one of the Spanish teachers was very anxious to welcome the new Spanish teaching assistant to town. Several weeks, and a Russian sailor, went by before…
Arwen comenzó a aprender el francés en el colegio y aun cuando no tenía muchas horas a la semana, tenía una profesora que supo enseñarle que saber otro idioma podía ser muy interesante. A los 17 años, viajó con un grupo de estudiantes y con un par de profesores a visitar varios lugares alrededor de Francia, tras los pasos de varios pintores impresionistas y de los paisajes que los inspiraban. Fue en una de las escalas de este viaje que Arwen recibió su primera propuesta de matrimonio, durante una conversación con unos jóvenes Marselleses en la que la idea era sencillamente tratar de practicar el idioma con unos nativos. Para fortuna de Alejandro, la propuesta fue rechazada, de otra manera Arwen estaría hoy en día quién sabe donde, quién sabe en qué y quién sabe con quién.
Algunos años más tarde, estando en la universidad de Antioch College, donde Arwen continuó con sus cursos de francés, también comenzó a hacer todo lo posible por conseguir una oportunidad de pasar unos meses en Francia. En un principio la cosa no resultó nada fácil y después de buscar en vano cualquier tipo de oportunidad que apareciera, terminó aceptando el plan propuesto por uno de sus profesores de pasar un semestre en la parte francófona de Bélgica, en una ciudad llamada Tournai. Fue allí donde pasó sus primeros meses de vida en francés, tocando con su guitarra en los cafés de la ciudad y viviendo con una señora con un caracter bastante particular.
Pero Tournai no era Francia y el tiempo pasado en Bélgica no fue suficiente experiencia para ella. Arwen tuvo que esperar hasta haber terminado la universidad para finalmente conseguir un puesto como asistente de idiomas en el norte de Francia, en la ciudad portuaria de Boulogne-sur-mer. Un buen día en Noviembre del año 2000, después de una clase más con esos maravillosos jóvenes franceses, al regresar al salón de profesores Arwen se encontró con una profesora de Español, Estelle, quien le presentó al recién llegado asistente de español: Alejandro. Fue amor a primera vista.
No, la verdad es que no. Por esos días Arwen frecuentaba a otro profesor del colegio, su amante francés. Algunas semanas, y un marinero ruso, pasaron antes de que Arwen…